La procesionaria del pino habita en la cuenca del Mediterráneo y es una importante plaga para algunas especies de árboles, pero sobre todo en los pinos. No sólo nos las encontraremos dónde haya pineda, sino que muchas veces a causa del viento y su frágil peso pueden aparecer en otras zonas.

Uno de los principales factores que limita la distribución de la procesionaria del pino son las bajas temperaturas, solamente sobreviven en temperaturas mínimas superiores a 15 °C. Debido al cambio climático, las mínimas han subido y es por esto que en pleno mes de Enero nos estamos encontrando con estas indeseadas orugas.

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Como sistema defensivo la procesionaria del pino desprende unos pelillos urticantes que hacen que, con sólo el hecho de rozarlas o que en el aire existan estos pelillos, nos provoquen a nosotros y a nuestras mascotas una reacción alérgica. El síntoma más habitual que observaremos será hinchazón de la cara, sobre todo ojos y morro (angioedema facial), y/o hinchazón de la lengua, en este caso hay que vigilar especialmente ya que pueden acabar presentando síntomas de ahogo. En el caso en que haya afectado a la lengua, veremos una gran inflamación e incluso zonas de necrosis.

En cualquier caso, siempre que nuestra mascota tenga un encuentro indeseado con la procesionaria del pino, se debe contactar rápidamente con el veterinario. Lo ideal es que de camino, le vayamos poniendo hielo y/o agua fría en las zonas más afectadas para ayudar a bajar el hinchazón y retirar los posibles restos de los pelillos que puedan haber quedado (el hielo está contraindicado en las zonas húmedas, como la lengua).  Una vez lleguéis a la clínica y después de la valoración inicial, se  administra medicación endovenosa u oral.

La mayoría salen de este encuentro sin más problemas, otros pueden acabar hospitalizados según la gravedad.