Es altamente recomendable alimentar a los miembros de la colonia con el mejor pienso que la economía de nuestra colonia se pueda permitir. Dar un pienso que cubra el 100% de las necesidades de los gatos comporta entre otras cosas:

  • Un mejor desarrollo del sistema inmune.
  • Una disminución de la cantidad ingerida por los gatos.
  • Una disminución del volumen y mejora de la textura de las heces.
  • Una disminución del consumo de arena y desinfectantes que deberemos utilizar en los areneros.

Los comederos se deben distribuir en 3 o más puntos según la cantidad de comensales y del espacio que dispongamos. Deberán estar situados lo más lejos posible de la zona de areneros y ubicados sobre superficies fáciles de desinfectar.

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Estas zonas, si estuvieran cerca de viviendas o construcciones de terceros, deben mantenerse muy limpias y asegurarnos que, una vez alimentados los gatos, no queda comida que pueda ser alimento de plagas como insectos y/o ratas.

Si la ración de comida se consume en menos de 15 minutos es síntoma que la cantidad suministrada es poca y se deberá aumentar, por el contrario, si la ración permanece más de una hora deberá ser reducida.

Si es posible el agua y el alimento serán cambiados a diario. La localización de ambos debe ser cercana. Y debemos recordar que el agua puede congelarse en invierno y evaporarse en verano, por lo que el sitio elegido es crucial para que la colonia tenga a su disposición agua limpia las 24 h del día.

En algunas ciudades y poblaciones puede ser necesaria la obtención de un permiso o carnet para poder alimentar y asistir a los gatos callejeros. Es importante conocer las ordenanzas municipales de cada localidad antes de emprender ninguna acción, por solidaria que esta sea. De hecho, existen poblaciones en España, donde alimentar a los gatos callejeros no está permitido.