Los gatos son animales de compañía que se benefician de la interacción social regular, amigable y predecible con los humanos. El contacto regular y amistoso con las personas desde una edad temprana se manifiesta en comportamientos positivos, como menor temor y estrés, y fuertes lazos de unión entre el gato y el propietario. Hay una gran variedad de preferencias sociales entre los gatos que están influenciadas por factores diversos como genética, contacto temprano con los humanos y experiencias vitales. Muchos gatos prefieren el contacto frecuente, pero de corta duración con los humanos. Esto les permite sentir que llevan el control sobre la interacción con los humanos: eligen cuándo iniciarla, el tipo de interacción y cuándo finalizarla.
No fuerce la interacción con el gato. Deje que el animal elija cuándo, cómo y de qué manera se produce el contacto. Las personas deben agacharse hasta ponerse al nivel del gato, evitar mirarlo fijamente a los ojos y dejar que sea el gato el que inicie el acercamiento y el contacto físico. Deje que el gato huela sus manos y se familiarice con su olor. Si el gato se muestra relajado y quiere interactuar, una caricia suave en la cabeza y las mejillas es la forma más adecuada para comenzar el contacto. Hablar suavemente al gato puede ayudar a que se sienta a gusto. Si el gato decide dejar de interactuar y alejarse, no fuerce el contacto. Cada gato tiene sus propias preferencias sobre su manera de interactuar con los humanos, y cuánto les gusten las caricias, el aseo, el que les hablen, jueguen con ellos, los cojan en brazos o sentarse sobre el
regazo depende de los gustos de cada gato.
Los propietarios de gatos deben aprender cuáles son las preferencias de cada uno de sus gatos, lo que les ayudará a desarrollar un fuerte vínculo con sus mascotas felinas.
Los gatitos, en general, suelen necesitar periodos más prolongados de interacción y juego que los gatos adultos. Cuando el gato alcanza madurez social (sobre los 2-3 años) las necesidades de interacción suelen cambiar en cuanto a tipo e intensidad; en general necesita sesiones menos frecuentes, y más cortas, de juego. Conforme el gato envejece sus preferencias respecto a su relación con los humanos también evolucionan, condicionadas por cambios en su capacidad sensorial y por la reducción de la movilidad. Un gato al que antes le gustaba que lo cogieran en brazos o tumbarse sobre el regazo del propietario, puede, al ir envejeciendo, preferir que
lo acaricien en su lugar de descanso. Sin embargo, es importante recordar que los cambios de comportamiento o de tipo de interacción no siempre son debidos la edad, sino que pueden ser consecuencia de una enfermedad subyacente, por lo que es importante consultarlo con el veterinario.