Los gatos poseen unos excelentes sentidos que les permiten ser cazadores de gran éxito, identificar rápidamente tanto animales familiares como su territorio y protegerse de amenazas desconocidas. Por ejemplo, los gatos pueden oír los sonidos ultrasónicos emitidos por los roedores que les ayudan a localizarlos y esta agudeza auditiva les ayuda a identificar sonidos de potenciales peligros.
Ruidos y sonidos desconocidos, tanto en casa como en la clínica veterinaria, pueden iniciar una reacción de miedo en el gato.
Su excelente sentido del olfato ayuda al gato a detectar señales químicas y olfatorias (p.ej. marcaje) dejadas por otro gato. Las visitas a la clínica pueden ser menos estresantes para el gato si su dueño lo trae con un objeto que haya sido marcado con el olor del propio gato (p.ej. su mantita). El uso de análogos sintéticos de las feromonas faciales felinas mimetiza el efecto de las feromonas naturales depositadas por el gato cuando frota su cara con objetos y puede tener un efecto calmante en un ambiente o situación desconocida o estresante.
Mucha de la comunicación entre gatos ha sido diseñada para prevenir altercados acerca de la comida y el territorio y evitar los riesgos de una pelea activa. Los gatos se comunican mediante el marcaje y la postura corporal. El marcaje es un comportamiento normal e incluye arañar, frotarse la cara o el cuerpo con objetos, “spraying” (marcaje con orina) y “middening” (marcaje con heces), especialmente en casas multigatos. Jamás se debe castigar el marcaje facial ni la eliminación inapropiada.
La posición del cuerpo, la cola y la cara es de especial significado en el gato. Los cambios en la expresión facial, sobre todo los gestos que involucran las orejas, los ojos y los bigotes, son una respuesta más inmediata que los gestos corporales.