La Leishmaniosis es una enfermedad bastante conocida por los propietarios de perro, debido a  que nos encontramos en una zona donde se producen muchos casos (=zona endémica). Seguro que conocéis a alguien que ha tenido un perro con Leishmania u os ha explicado que tiene un conocido que…

Hace años, la Leishmaniosis era una enfermedad muy grave en que muchos animales acababan muriendo. Afortunadamente, hoy en día los animales que padecen Leishmaniosis tienen una buena calidad de vida, sin perder de vista que continua siendo grave. Este cambio se debe al mayor conocimiento de la enfermedad por los veterinarios y los propietarios de mascota, que permite un diagnóstico precoz y un inicio del tratamiento rápido. Los avances médicos en la prevención de esta enfermedad son cruciales, no hay mejor tratamiento que evitar que nuestras mascotas enfermen.

Algunos datos sobre la enfermedad

La Leishmaniosis es una enfermedad de distribución mundial y endémica de la cuenca mediterránea. Está causada por un parásito sanguíneo llamado Leishmania infantum que se transmite a través de la picadura de un insecto llamado Phlebotomus.

Muchos perros se infectan de esta enfermedad (70-90%) pero no todos la acaban desarrollando, sólo un 3-10%.

El  Phlebotomus vive en zonas con temperaturas moderadas y alta humedad relativa, tiene una vida estacional de Mayo a Octubre  pero en zonas más cálidas puede ser de Marzo a Diciembre. Tiene una actividad nocturna de mayor intensidad entre las 21h y las 24h.

¿Por qué unos perros enferman y otros no?

El sistema inmunitario, a grandes rasgos, tiene dos formas de actuar frente a un agente infeccioso:

Respuesta inmunitaria celular: unas células determinadas de las defensas reconocen las células infectadas y las destruyen una a una. Esta respuesta es efectiva en el caso de agentes infecciosos intracelulares, como es el caso de la Leishmania.

Respuesta inmunitaria humoral: se activa la creación de anticuerpos. Esta respuesta es efectiva en infecciones del tipo víricas.

Los animales que al infectarse por el parásito activan la respuesta celular consiguen vencer al parásito que queda «escondido» en la médula ósea. Por el contrario, hay animales que en vez de activar la respuesta celular activan de forma errónea la respuesta humoral. Estos perros generan muchos anticuerpos que son inefectivos contra Leishmania y en cambio desencadenan reacciones adversas que son las causantes de los síntomas de la enfermedad e incluso la muerte del animal.

Prevención

1) Evitar contacto con el parásito

– Ambiental:  evitar paseos durante las horas álgidas de actividad de los Phlebotomus, los animales deben dormir resguardados en el interior del domicilio, uso de mosquiteras, evitar zonas de aguas estancadas…

  – Repelentes contra Phlebotomus: Collares de Deltametrinas (Scalibor®) cada 6 meses o pipetas Advantix® cada 2-3 semanas.

Evitando el contacto con el parásito intentamos evitar la infección, aunque no es fácil. Un perro en una zona endémica puede llegar a recibir 100 picadas al día, con los repelentes disminuimos en gran medida el número de picadas pero no las eliminamos del todo.

2) Estimular la activación de la respuesta inmune celular

 – Vacunación contra la Leishmaniosis: contiene una proteína que segrega el parásito (no contine el parásito) y un adyuvante que hace que se estimule la respuesta inmune celular.

La vacuna previene la enfermedad pero no la infección. Es decir, estimula el sistema inmunitario mediante la respuesta celular para que evite la progresión del parásito y la creación de anticuerpos, pero el parásito queda «escondido» en la médula ósea del animal, o sea que está infectado pero no enfermo.

Previamente a la vacuna debemos realizar un test serológico para saber si hay enfermedad existente, ya que la vacuna está diseñada para prevenir la enfermedad no para tratarla. Este tipo de test es recomendable hacerlo de forma rutinaria, aunque no vacunes a tu perro. De esta forma, si nuestra mascota enferma de leishmaniosis lo sabremos antes que empiecen los síntomas y tendrá mucho mejor pronóstico

Leisguard® (Esteve): es un jarabe que estimula el sistema inmunitario celular. No es específico para Leishmania y no es una vacuna. Se administra 2-3 veces al año de forma preventiva y también se puede usar como apoyo en el tratamiento de la enfermedad en cuadros leves.

LAS DOS FORMAS DE PREVENCIÓN SON COMPLEMENTARIAS, POR UN LADO PREVENIMOS INFECCIÓN Y POR EL OTRO PREVENIMOS EL DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD.