NUNCA debemos sancionar físicamente a nuestro cachorro (placajes, agarrar el hocico, pegar, sacudir…), y menos aún cuando está sobreexcitado ya que puede incluso producir el efecto contrario al deseado. Las madres cuando sancionan nunca gritan o realizan gestos de agresividad a sus cachorros. Las sanciones suelen tener efectos negativos en la educación y pueden desencadenar en una mala relación con el propietario que es muy difícil de revertir.
Cuando coja cosas en casa o en la calle, no debemos reñir. Se lo sacaremos sin decir nada o lo premiamos por soltarlo. Si realizamos este ejercicio des de pequeño lo aprenderá, los gritos e intentos de sacárselo favorecen que se lo trague, que lo proteja o que lo haga para llamar la atención. Una manera de aprender a dejar las cosas jugando es usar juguetes tipo cuerda. El bozal NUNCA lo debemos usar como castigo, se debe habituar al perro lentamente durante días o semanas y después seguirlo utilizando a menudo para no perder el trabajo.